BIENVENIDOS

Siempre hay un momento en la vida de los hombres en que se plantean la misma pregunta ¿Estamos solos en ese universo? Hay algo allí afuera, y nos observa. Pero... ¿Quieren la verdad, amigos? ¿Es eso lo que realmente quieren? Déjenme hacerles una pregunta primero: ¿Acaso pueden ustedes resistir la verdad?

22.5.09

TOCADOS EN LO MAS PROFUNDO

Potrero de los Funes, Provincia de San Luis, Argentina, 2003.

-Edgardo G. y Maribel F., pareja local (se preservan identidades) atravesaron durante la primavera de 2003 la más espantosa situación que el destino les tendría preparada. Esa noche cálida de octubre decidieron salir a pasear por las afueras de la ciudad con su automóvil, un viejo Ford modelo 68. La noche sin nubes y con una brillante luna llena era propicia para llegar hasta la Garganta de los Cóndores, lugar del que ambos disfrutaban a menudo. En un recodo del camino, cuando debían atravesar un pequeño bosquecillo de algarrobos y caldenes de no más de quinientos metros, comenzaron a escuchar un extraño zumbido sobre sus cabezas. Una luz intensa se colaba entre los árboles, como si la luna hubiera comenzado a seguirlos estruendosamente. Al instante percibieron que algo andaba mal. Edgardo aceleró todo lo que pudo al viejo Ford, movido por su instinto de conservación, aunque todo fue inútil. Antes de abandonar el pequeño bosque el auto se detuvo sin que Edgardo pudiera controlarlo. Un grupo de seis o siete seres muy extraños apareció rápidamente junto al vehículo. Los humanoides eran de un metro y medio de estatura promedio, con grandes cabezas verduscas como de reptil, enormes ojos amarillos y se encontraban ataviados con unos brillantes trajes de color metálico, forrado en escamas plateadas. Sin perder tiempo procedieron a tomar prisioneros a los aterrorizados puntanos, a los que llevaron hasta una especie de nave fungiforme que esperaba flotando a poca altura. Al situarse debajo de la misma, un haz de luz los elevó en segundos hasta el interior. Una vez allí, fueron sometidos a distintos tratamientos. Según el angustiado relato de Edgardo, los seres se quitaron los trajes y mostraron su cuerpo desnudo, similares a enormes reptiles erguidos sobre dos piernas, y no parecían amistosos. Despojaron a la pareja de sus ropas y los colocaron sobre una especie de camilla, amarrando sus piernas y brazos mediante unas bandas sujetadoras. Llevaron a cabo sobre sus cuerpos todo tipo de brutales prácticas “médicas” que incluyeron extracción de todo tipo de fluidos corporales (sangre, mucus, líquido seminal, materia fecal y orines), así como grandes porciones de piel. Todas las heridas eran cicatrizadas al instante mediante un rayo fluorescente que manejaba el que parecía ser el jefe. Como práctica final, fueron penetrados sexualmente por los enormes reptiles, quienes si bien eran seres con proporciones humanas, no lo eran en cuanto a sus miembros reproductores. Una vez que fueron violados por todos los reptiles presentes, la infortunada pareja fue arrojada de la nave, pudiendo escapar en su automóvil a toda velocidad.
Ambos quedaron muy sugestionados, han perdido su vida social y viven prácticamente encerrados en su finca. Como no soportan la presencia de extraños, solo pudimos comunicarnos con ellos a través de medios informáticos.
Aún hoy, a casi 6 años del encuentro, al mirar al cielo por las noches se estremecen de terror.

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